miércoles, 11 de agosto de 2010

Quema de gas refinería Venezuela

Me llega este video como referencia del desperdicio de gas. Para las industria petrolera es más retable la quema de gas en el proceso de refinación y separación del petróleo. El autor del video no señala la zona, ni dice si se encuentra cerca de algún centro poblado campesino o indigena. Ni tampoco hace referencia si en la zona donde tomo el video existen piscinas tóxicas.


http://www.youtube.com/watch?v=pkawjwfm0Cc&feature=related

Golfo de México, un mar de contaminación


Limpieza de una playa en el Golfo de México afectada por el 
derrame
El crudo llegó a algunas zonas en las costas del Golfo de México, pero la mayor parte permanece bajo el agua.
Toda la atención parece estar puesta en los intentos de la petrolera británica BP de solucionar definitivamente el mayor derrame de crudo de la historia. Sin embargo, hay otra realidad que ha pasado inadvertida: la contaminación no es nueva en el Golfo de México.
Los expertos afirman que esta zona sufre desde hace más de 50 años los efectos nocivos de la explotación agrícola, gasífera y petrolera.
"Por aquí pasan miles de tuberías de gas y crudo, y los canales de exploración y navegación que se han dragado han cambiado completamente la hidrología de la costa y los pantanos", le dijo a BBC Mundo Aaraon Viles, director de la ONG Gulf Restoration Network.
Por aquí pasan miles de tuberías y los canales de exploración y navegación que se han dragado, han cambiado la hidrología de la costa y los pantanos
Aaron Viles, Gulf Restoration Network
"Las marismas dependen de un régimen de salinidad y cuando haces canales, el agua salada del mar se mezcla con el agua dulce. Las montañas de lodo que quedan al costado de los canales forman una suerte de barrera, y si la fuerza del mar empuja al agua salada al otro lado de la valla, ésta ya no puede drenar naturalmente", explicó Viles.
Por otra parte, la extracción de estos recursos naturales crea un vacío bajo la superficie, una "falla" que atraviesa todo el pantanal y que eventualmente provoca su colapso.
La destrucción del paisaje costero afecta indefectiblemente a las plantas y animales que viven en este ecosistema, que no sólo es uno de los más ricos del hemisferio, sino también la ruta migratoria de millones de aves marinas y el asiento de la industria pesquera y camaronera más importante del sur de EE.UU.

Zonas muertas

Pelícanos
Pelícanos manchados de petróleo, una imagen emblemática del accidente de BP.
Otro de los grandes problemas que afecta al Golfo desde hace años son los desechos que trae consigo el río Mississippi, el sistema fluvial más extenso de Estados Unidos que se origina en el Lago Itasca, en Minnesota y desemboca en las aguas del Golfo.
El río lleva al mar los residuos de los sistemas de desagüe y una gran cantidad de fertilizantes y herbicidas utilizados en las cosechas que contienen nitrógeno y fósforo. Se calcula que cerca de 1,5 millones de toneladas de nitrógeno va parar al océano al año.
Estas sustancias estimulan el crecimiento desproporcionado de las algas. A medida que éstas se mueren y se descomponen absorben el oxígeno disuelto en las columnas de agua.
"El problema de estas zonas de bajo contenido de oxígeno es que allí no pueden sobrevivir los peces, los camarones ni los cangrejos", le explicó a BBC Mundo Nancy Rabalais, investigadora del Consorcio de Universidades Marinas de Louisiana y experta en este fenómeno conocido como hypoxia.
"Las zonas muertas son ahora mucho más grandes", añadió Rabalais.
Según datos recopilados entre 2004 y 2008, esta región sin vida que se forma durante el verano en el Golfo tiene una superficie aproximada de 17.000 km2.
El problema de estas zonas que carecen de oxígeno es que allí no pueden sobrevivir los peces, los camarones o los cangrejos
Nancy Rabalais, Consorcio de Universidades Marinas de Louisiana
Es la zona muerta más grande de EE.UU. y la segunda mas grande del mundo después de la del Mar Báltico.
Estos espacios sin vida, le explicó a BBC Mundo, Felicia Coleman, directora del Laboratorio Costero y Marino del Estado de Florida, pueden ser empujados por la fuerza de las corrientes marinas y trasladarse a otras zonas del golfo.
Y si bien el problema puede revertirse reduciendo la cantidad de nitrógeno y fósforo que depositan las aguas, en la práctica no resulta sencillo.
"El Mississippi drena agua a través de 33 estados", le dijo a BBC Mundo Aaron Viles, "y si primero tienes que limpiar el río, para limpiar el Golfo, hace falta que estos 33 estados trabajen de manera conjunta".

¿Esperanzas? Pocas

Hay quienes hablan también de la sobrepesca y sus efectos obvios sobre la biodiversidad del ecosistema marino y el periódico estadounidense The New York Times señala incluso que el lecho del Golfo está repleto de bombas, armas químicas y restos de artillería lanzados a las aguas a mediados del siglo pasado.
Mancha de crudo en el Golfo de México
Se calcula que se derramaron cerca de cinco millones de barriles como consecuencia del accidente.
Quizá por todo este conjunto de razones muchos científicos consideran el accidente de BP como un gran desastre que llega al final de una extensa lista de desastres, aunque estos sean menos evidentes o menos publicitados.
"El crudo derramado por BP es el signo de exclamación al final de una oración muy larga que habla sobre cómo la industria petrolera arruinó a Lousiana y al Golfo de México", dijo Viles.
"Esperemos que sirva para generar una mayor conciencia medioambiental, pero todavía hay mucho por hacer", agregó.
A Felicia Coleman también le cuesta ser optimista. Si bien el derrame puede ayudar a hacer más visibles los problemas de una zona que quizá por ser de las más pobres de EE.UU. no ha recibido mucha atención, "como la mayor parte del crudo está bajo el agua y no podemos ver su todo su impacto, es más fácil olvidarse del problema".
Y una vez fuera de nuestro campo visual, es muy posible que el impacto en la memoria comience, paulatinamente, a desvanecerse.

¿Cuánta agua gastamos? Cuidemos Venezuela reduciendo nuestra huella


07-08-10 Por Evelyn Pallotta
La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación internacional. Las políticas internacionales deberían contener tratados o convenios de disminución mundial del uso y contaminación del agua en los procesos de producción, tener mayor acogida en los mercados los productos que cumplan con los requisitos de calidad y que además hayan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda internacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de escasez de agua y aumento de la contaminación.
Todo comienza porque el cuerpo humano está constituido por un 65 a 70% de agua. La disponibilidad de agua dulce en el mundo es del 1% del total de las aguas y de ese 1% hay que potabilizar, distribuir y darle tratamiento a la cantidad que los humanos necesitamos consumir para vivir sin enfermarnos. A esto le sumamos que ya en 2010 nos aproximamos a ser 6.866 millones de pasajeros montados la Tierra, y que en 1949 habían 5 mil grandes presas hidráulicas en el planeta, que a finales del siglo 20 alcanzaron a ser unas 45 mil con sus consecuentes desplazamientos de grupos humanos, casi siempre indígenas, aunado a la destrucción de ecosistemas en una clara competencia entre la obtención de energía y la disponibilidad del recurso aguas abajo.
La huella hídrica es un concepto que surge mundialmente con la intención de contabilizar el volumen de agua dulce necesario para producir los bienes y servicios que consume una persona en el período de un año e inspirado en los conceptos de huella ecológica y huella de carbono. Este concepto tan sencillo, pero de una gran profundidad, ha servido y sirve de herramienta de enseñanza masiva, de fácil visualización y comprensión para todos, cuando se habla del agua, el más esencial de los recursos del planeta, y cuando se habla de la responsabilidad que tenemos todos ante su uso, siendo que ésta es un bien común, insustituible para cualquier forma de vida que exista y que cada vez escasea más en ciertas partes del mundo.
Arjen Hoekstra, creador del concepto (2002), establece que la huella hídrica se refiere a los volúmenes de consumo del agua y la contaminación que hay detrás del consumo de agua de cada uno de nosotros, y extiende posteriormente el concepto a escala país. Implantó el campo interdisciplinario de la huella hídrica y el análisis virtual del intercambio del agua, un área de investigación que aborda la relación entre la gestión del agua, el consumo y el comercio/industria. Habla de la huella de agua del consumo nacional y lo refiere al consumo de agua total que se usa para producir bienes y servicios consumidos por los habitantes de una nación, y debido a que no todos los bienes y servicios consumidos en una nación se producen en ella misma, la huella de agua del consumo nacional la separa en dos partes, uso de las fuentes de agua nacionales y uso de las fuentes de agua transfronterizas.
Hoy día en los países del mundo se tiende a pensar en planes nacionales que consideran opciones de reducción de la demanda de agua además de las opciones tradicionales de suministro de agua, pero pocos países tienden a incorporar la variable sostenibilidad del consumo del recurso y muchos menos incorporan la variable huella hídrica -consumo de agua y contaminación detrás del consumo- cuando por ejemplo se importan productos de alto requerimiento de agua. Lo que sí pudiéramos apostar fuertes a lochas es que cuando se exportan productos con alta huella hídrica no se tiende a pensar en que, en el fondo, el país exportador, está abonando la escasez del recurso agua dentro de sus fronteras y está favoreciendo el ahorro del recurso en el país que está importando.
La sostenibilidad del recurso hídrico debería ser eje transversal en las políticas ambientales, agrícolas, energéticas, industriales/comerciales, de asuntos exteriores y de cooperación internacional. Las políticas internacionales deberían contener tratados o convenios de disminución mundial del uso y contaminación del agua en los procesos de producción, tener mayor acogida en los mercados los productos que cumplan con los requisitos de calidad y que además hayan consumido menos agua en su elaboración. La cooperación y ayuda internacional debería focalizarse en aquellos lugares del mundo donde hay zonas de escasez de agua y aumento de la contaminación.
La verdad es que la huella hídrica de los países tiende a variar de acuerdo a sus patrones de consumo, sus condiciones climáticas y las prácticas de uso de agua del lugar donde se producen los bienes de consumo, pero también es verdad que en la medida en que usemos sosteniblemente el agua accesible en cada país, contaminando menos, y hagamos lo mismo con menos cantidad de agua, en esa medida estaremos manejando el agua como “el” recurso estratégico y considerándola como el más esencial de los recursos del planeta.
¿Por qué pensar en un indicador o herramienta de fácil comprensión para los ciudadanos equivalente a la huella hídrica?
Es sabido por todos la escasez creciente del recurso agua en el mundo, bien debido a la contaminación de cuerpos de agua, a la falta de tratamiento de las aguas servidas, a las deforestaciones crecientes de áreas boscosas o cuencas de ríos, o sencillamente a la falta de la aplicación de políticas públicas dirigidas a la gestión integral del recurso. También es sabido por todos la limitación cada vez más creciente de contar con un suministro continuo de agua a lo largo de todo el año, peor aún, la inaccesibilidad del agua en zonas del mundo donde la disponibilidad es cada vez más precaria, la población va en incremento y aumenta el peligro de extinción de diversas especies por contaminación de cuerpos de agua. Pues bien, herramientas como la huella hídrica informan y a su vez crean un nexo directo entre el problema existente y cómo y con cuánto cada uno de nosotros, como individuo o como país, puede contribuir a no agravar o a mitigar el problema desde nuestras duchas, desde nuestras mesas, desde nuestros hábitos de consumo, desde nuestras comunidades, desde nuestras firmas de tratados internacionales o desde los mercados de bienes y servicios de los que participamos.
Lo que podemos hacer
Como consumidores educados y responsables del recurso agua podemos aplicar muchas conductas que reducen directamente la huella hídrica, y ellas van desde instalar pocetas ahorradoras de agua, o sencillamente introducir una botella plástica llena con agua en el tanque de la poceta; instalar sistemas de duchas ahorradoras de agua, hasta cerrar la llave de la ducha mientras nos enjabonamos; instalar sistemas de atomizadores que inyectan aire al agua de los grifos de los lavamanos o simplemente cerrar la llave del grifo mientras nos cepillamos los dientes; no usar la poceta como pipote de basura, divulgar y enseñar estas prácticas a otros, y sobre todo no verter líquidos contaminantes tales como medicinas, aceites o pinturas a través de los sumideros o albañales.
En cifras
Revisemos cuánta agua consume, cuál es la huela hídrica de varios casos:
Refinar 1 barril de petróleo crudo - Se requieren 7.000 litros de agua
Fabricar un carro de una tonelada - Se requieren de 400.000 litros de agua entre la producción de los materiales que lo componen y su construcción.
Fabricar una hoja de papel - Se requieren 10 litros de agua para papel tipo 80grs/m2
Cultivar un Kg. de papas - Se requieren 900 litros de agua
Cultivar un Kg. de arroz - Se requieren 3.400 litros de agua
Producir un Kg. de carne roja - Se requieren 15.500 litros de agua
Producir un Kg. de carne de pollo - Se requieren 3.900 litros de agua
Siempre tendremos, como consumidores educados y responsables, la libertad de escoger, comprar y consumir el producto que consideremos con la producción más transparente, respetuosa con el medio ambiente y con la huella hídrica más baja, más allá de cubrir una necesidad. Como ciudadanos educados tendremos la claridad en libertad para escoger a los representantes que nos ofrezcan leyes, políticas y programas que consideren como eje transversal el uso sostenible del recurso agua o exigir que se incorpore el mismo a las opciones presentadas.
Siempre serán pocas las líneas que se escriban sobre el agua, el más esencial de los recursos del planeta y elemento componente mayoritario del ser humano. www.ecoportal.net
Evelyn Pallotta - Bióloga ecóloga. Analista ambiental. Actualmente se desempeña como Directora General de Ecología y Ambiente del Edo. Miranda - Venezuela