viernes, 16 de julio de 2010

La contaminación lo Mata

 Tal Cual
12/07/2010

Los pescadores de las playas de San Luis, en la ribera del Lago de Maracaibo en Venezuela, se arremolinan para abordar sus botes y poco después regresan con el resultado de su nueva faena: montones de basura ennegrecida por el petróleo que flota en las aguas.
En más de un siglo de intensa explotación, el Lago ha sufrido derrames petroleros, fugas de gas y contaminación por desperdicios y aguas negras, que obligó a los hombres de mar a trabajar temporalmente como recogedores de desechos ante la falta de peces.
El ministro Ramírez dijo que PDVSA está “repensando” su estrategia para “producir de otra forma”, lo que implicaría cerrar pozos y concentrar parte de las actividades lacustres.
El Gobierno socialista del presidente Hugo Chávez prometió sanearlo, pero recientes fugas de crudo de las miles de añejas instalaciones que integran el paisaje del Lago dificultan la pesca, labor que se practica en 20 de los 21 municipios del occidental estado Zulia.
La tardía e insuficiente atención a estas fugas hizo que el crudo se extienda, manchando desde grandes barcos petroleros, hasta las redes de unas 16.000 personas que dependen de la pesca para subsistir.
“Anoche salí y conseguí un solo pescado. Para pasar mala noche, mejor me quedo en mi casa”, dijo resignado Alexander Vargas, del caño “La O” en la Costa Oriental del Lago, una zona en donde la pesca se redujo a la recolección de cangrejos.
Mientras PDVSA culpa al vandalismo de las fugas y asegura que no sobrepasan 8 barriles diarios, la oposición lo llama “ecocidio”, producto de años de explotación y del inadecuado mantenimiento a los más de 20.000 kilómetros de tuberías que yacen en su lecho.
La faena de pesca suele ser ardua. Comienza en la madrugada y culmina al amanecer, pero Vargas lleva semanas viendo las redes vacías. “Es la química que hay por el petróleo”, añadió.
Venezuela es la segunda potencia petrolera de América Latina y el quinto exportador de crudo a Estados Unidos.
¿QUIEN FUE?
Manglares y orillas ennegrecidas, aves manchadas con crudo, estructuras oxidadas y peces y cangrejos muertos se ven en las aguas del Lago, de gran tradición petrolera en Venezuela, que en las costas de pescadores adoptan un color ocre y un olor putrefacto.
“Hemos sacado más de 100.000 toneladas de chatarra. Hacemos 117 reparaciones semanales de fugas”, dijo días atrás el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, quien reconoció que la situación del Lago es “crónica”.
Aunque en junio PDVSA desconoció la existencia de un derrame, hace dos semanas contrató cientos de pescadores para limpiar las costas del crudo que ha manado de varias fugas en oleoductos y estaciones de flujo.
A un mes de que se detectara el derrame no se observan, sin embargo, barreras para contener el crudo que flota en el agua.
“Las tuberías están totalmente perforadas”, dijo Eliseo Fermín, presidente del Consejo Legislativo del Estado Zulia. “Calculamos que un 8 por ciento de la superficie del Lago tiene manchas de hidrocarburos”.
Las opositoras autoridades de la región afirman que los daños en la infraestructura se agravaron por efecto de la expropiación el año pasado de 76 firmas de servicios petroleros que hacían transporte y mantenimiento.
“Hay un problema de educación, pero el mayor pasivo proviene de la industria petrolera (…) Ha habido un recrudecimiento del deterioro del Lago”, dijo a Reuters el gobernador del Zulia, Pablo Pérez.
Una de las razones de la desmejorada situación del Lago parece recaer en la insuficiencia de recursos, tanto para limpiar las aguas como para indemnizar a los afectados.
El Gobierno ha reducido las transferencias de dinero a las regiones, particularmente las que quedaron en manos de gobernadores de la opocisión, aseguran los dirigentes.
SOLUCIONES DISTANTES
Por ahora no se plantean soluciones inmediatas para limpiar el Lago o impedir que estas fugas se hagan frecuentes, mientras cientos de personas se conforman con recibir un modesto salario por recoger desechos.
“Estamos sacando cuatro camiones llenos de desperdicios todos los días de las 15 playas de Santa Rosa de Agua que van a los vertederos. PDVSA nos paga 100 bolívares diarios (unos 23 dólares al cambio oficial de 4,30 bolívares por dólar)”, dijo Sergio Ortega, caporal de una cuadrilla de limpieza.
“Hay un problema de educación, pero el mayor pasivo proviene de la industria petrolera (…) Ha habido un recrudecimiento del deterioro del Lago”, dijo a Reuters el gobernador del Zulia, Pablo Pérez.

En lo único en que parecen coincidir la Gobernación del Zulia y PDVSA es en que se requiere reubicar los terminales de embarque fuera del Lago para reducir los pasivos ambientales.
El ministro Ramírez dijo que PDVSA está “repensando” su estrategia para “producir de otra forma”, lo que implicaría cerrar pozos y concentrar parte de las actividades lacustres.
“No es sólo el Lago. Son 11 años de abandono del estado Zulia. Parece que estar a 800 kilómetros de Caracas ha sido un pecado”, se lamentó el gobernador.
Con las manos y los pies ulcerados por la gasolina que usa para limpiar las redes, al pescador Máximo Vega le preocupa cuantos días más transcurrirán antes de que pueda volver a navegar en las aguas de San Luis.

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